martes, 12 de febrero de 2013

CARILÓ

Cariló, como Villa Gesell, sin la acción humana, serían dunas gigantescas, un desierto árido a la orilla del mar. Cariló es ejemplo de lo que puede la iniciativa humana cuando modifica la naturaleza sin violar sus reglas, haciendo habitable y convertida en atractivo turístico. El origen fue un plan en los años 1920, que pregonaba Héctor Manuel Guerrero, con 28 años de edad, el que comienza la fijación y forestación de médanos vivos en la Estancia “Dos Montes”. Dicho establecimiento rural tenía el Potrero “Médanos”, de 1700 ha; Debía hacer frente a múltiples problemáticas: temporales, luchar contra hormigas y liebres, contra la falta de caminos y transporte, y contra lo poco que se sabía sobre forestación en arena. La familia Guerrero había heredado de su padre Carlos un campo sin mejoras y, en pocos años, ya tenía casco, un parque diseñado por Carlos Thays, y más de 200 ha de frutales. Así se originó la «Cabaña Charles». En 1935, la plantación llega al mar. El cambio de hábitat había comenzado a modificar el ecosistema local. Las aves lugareñas comenzaron a anidar en lo que Guerrero bautizó como “Cariló”, que significa 'Médano Verde' en lengua Mapuche. En 1938, los viveros son trasladados de la estancia “Charles Viejo” a “Dos Montes”. En 1947 llegan 660 000 plantas listas para ser trasplantadas. En 1948, se inaugura su casa principal conocida como “Divisadero” o “Casa Grande” sobre la duna, con el mar y el bosque de fondo.

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